¿Qué significa envejecer?

En 1997 una mujer francesa Jeanne Calment falleció a los 122 años y 164 días, convirtiéndose así en la mujer más longeva conocida en la historia. Su historia es tan sorprendente que un millonario ofreció regalar 1 millón de dólares a aquella persona que rompiera su récord.


El lograr vivir hasta esa edad, es una hazaña muy difícil de lograr. El cuerpo humano no está hecho para resistir el envejecimiento prolongado. La capacidad humana se considera de 90 años. 

¿Qué significa envejecer?

Es algo que el ser humano conoce intuitivamente, para los niños significa crecer, para los adultos es ser adulto mayor. La ciencia aún no ha dado una definición específica, sin embargo, se puede decir que el envejecimiento se da cuando los procesos intrínsecos y las interacciones, de año tras año con el medio ambiente, la luz solar, las toxinas del aire, agua y lo que se come, causan cambios en la estructura y función de las moléculas y células del cuerpo. Esos cambios guían el declive y a largo plazo el fallo de todo el organismo. Los mecanismos exactos del envejecimiento son poco conocidos por la mayoría de las personas, sin embargo, científicos han identificado nueve rasgos fisiológicos desde cambios genéticos hasta alteraciones en la capacidad regenerativa de las células. 


Con el paso de los años, el cuerpo humano acumula daño genético en la forma de lesiones en el ADN. Esas ocurren de forma natural cuando el ADN de las células se replica, pero también ocurre en las células que no se dividen. Los organelos de las células llamados mitocondrias, son  especialmente sensibles a este daño. Las mitocondrias producen trifosfato de adenosina o ATP, la fuente principal de energía para los procesos celulares. Además, las mitocondrias regulan diversas actividades de las células y juegan un rol importante en la muerte celular. Si las funciones de las mitocondrias disminuyen, entonces, las células y más tarde, los órganos del cuerpo se deterioran también.




El ser humano nace con 350 huesos en su esqueleto, al crecer, algunos huesos se fusionan quedando 206 en los adultos.



El cuerpo humano libera 600,000 partículas de piel cada hora. En la vida, una persona pierde 48 kg de piel en partículas.



El número de adultos mayores  crecerá en el mundo de 900 millones a 2,000,000,000 millones para el año 2050.

7 frases del Papa Francisco dedicadas a los abuelos


7 frases del Papa Francisco dedicadas a los abuelos



Los abuelos, en la sociedad y en la familia, se encargan de transmitir sabiduría y sobre todo en transmitir la fe y esperanza a los hijos


 


En muchas ocasiones el Papa Francisco nos ha hablado acerca de la importancia que juegan los abuelos en una sociedad y en el propio núcleo familiar, ellos transmiten sabiduría y sobre todo también están encargados de transmitir la fe a sus hijos, tal como lo fue en su caso con su abuelita Rosa, quien ocupó un lugar muy importante en su formación como persona y como religioso.
Celebremos entonces, el día de los abuelos con algunas frases de inspiración del Santo Padre que ha pronunciado en muchas de sus reflexiones:

7 frases del Santo Padre sobre la importancia de nuestros abuelos

1.- "El anciano no es un extraterrestre. El anciano somos nosotros: dentro de poco, dentro de mucho, inevitablemente, aunque no pensemos en ello. Y, si no aprendemos a tratar bien a los ancianos, así nos tratarán a nosotros" (Catequesis audiencia general, Ciudad del Vaticano, 04/03/2015)

2.- "¡Que importantes son los abuelos en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad!" (Reflexión antes del rezo del Ángelus, JMJ Río 2013, 26/07/2013)

3.- "Los abuelos son la sabiduría de la familia, son la sabiduría de un pueblo. Y un pueblo que no escucha a los abuelos es un pueblo que muere". (Encuentro Mundial de las Familias, Roma, 27/10/2013)

4.- "¡Es un gran don para la Iglesia, la oración de los abuelos y de los ancianos! La oración de los ancianos y abuelos es un don para la Iglesia, ¡es una riqueza! Una gran inyección de sabiduría también para la entera sociedad humana: sobre todo para aquella que está demasiado ocupada, demasiado absorbida, demasiado distraída"(Catequesis audiencia general, Ciudad del Vaticano, 11/03/2015)

5.- "Los abuelos, los abuelos tienen una capacidad para comprender las situaciones más difíciles: ¡una gran capacidad! Y cuando rezan por estas situaciones, su oración es más fuerte ¡es poderosa!" (Encuentro con los ancianos, Ciudad del Vaticano, 23/09/2014)

6.- "Qué bello es el aliento que el anciano logra transmitir al joven en busca del sentido de la fe y de la vida! Es verdaderamente la misión de los abuelos, la vocación de los ancianos. Las palabras de los abuelos tienen algo de especial para los jóvenes. Y ellos lo saben. Las palabras que mi abuela me dio por escrito el día de mi ordenación sacerdotal, las llevo todavía conmigo, siempre en el breviario, y las leo a menudo, y me hacen bien" (Catequesis audiencia general, Ciudad del Vaticano, 11/03/2015)

7.- "Los ancianos son una riqueza, no se pueden ignorar, porque esta civilización seguirá adelante sólo si sabe respetar su sensatez y su sabiduría" (Catequesis audiencia general, Ciudad del Vaticano, 04/03/2015)

El llamado de reflexión del Santo Padre

Y más que una frase, lo siguiente es un llamado de atención a todos nosotros, a la sociedad entera que a veces nos olvidamos del tesoro que existe en cada uno de estos abuelos y abuelas, sobre todo aquellos que viven en hogares de retiros y de cuidados.

"¡Es feo ver a los ancianos descartados, es una cosa fea, es pecado! ¡No nos atrevemos a decirlo abiertamente, pero se hace! Hay algo vil en este acostumbrarse a la cultura del descarte. Pero nosotros estamos acostumbrados a descartar a la gente"

A veces descartamos a los ancianos, pero ellos son un tesoro precioso: descartarlos es injusto y una pérdida irreparable.



El cuidado de los ancianos

"Los que cuidan a los mayores con amor, colaboran al bien de la sociedad" (Papa Francisco)

                                    

No podemos pasar por alto en felicitar a todas las personas que realizan una honorable labor en dedicarse al cuidado de los ancianos en todos los ambientes, sea en sus hogares, casas de retiros u hospitales. Un aplauso a todos ellos, por dedicarse a este servicio de amor, con entrega y dedicación como lo es el atender a los abuelitos, a quererlos y apoyarlos en su vejez, ya que, como dice un viejo dicho: "para allá vamos todos".

"Hijo mío, socorre a tu padre en su vejez y no le causes tristeza mientras viva. Aunque pierda su lucidez, sé indulgente con él; no lo desprecies, tú que estás en pleno vigor. La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados" (Eclesiástico 3,12-14)

El rol de un cuidador

El rol de un cuidador del adulto mayor




Ser cuidador de un dependiente no es una tarea fácil y la mayoría de las veces ellos no reciben las indicaciones suficientes para cuidar a un adulto mayor.
Según se ha demostrado en variadas encuestas nacionales de salud, el 10,4% de los adultos mayores de 65 años presenta algún deterioro cognitivo, y cerca de un 4,5% un deterioro cognitivo asociado a alguna discapacidad. Esto significa que necesitan encontrar apoyo en terceros para realizar su día a día, que por lo general son familiares cercanos, esposos, hijas, etc.
Existen dos tipos de cuidadores: formales e informales. Los cuidadores formales han recibido una capacitación,  reciben dinero a cambio de su trabajo y cumplen horarios fijos para acompañar a los adultos.
Para el cuidador informal, su ayuda es voluntaria, no recibe remuneración, efectúa visitas regulares o continuas,  y además, no son especialistas en el cuidado del adulto.  Debido a su poca preparación, muchos cuidadores informales suelen pasar por cuadros de depresiones y enfermedades psicosomáticas, correspondientes al  síndrome de la “Sobrecarga“ del cuidador, que se caracteriza por síntomas de estrés y tristeza. En variadas ocasiones, este tipo de cuidadores suele dejar de lado a sus propias familias, trabajos y/o amigos, lo que a veces puede desencadenar en un trato no adecuado hacia el dependiente.
Para evitar este tipo de actitudes, es necesaria la capacitaciones de instituciones donde se enseña a cuidar tanto al dependiente como la vida del propio cuidador. 
Sin embargo, no basta con capacitar a los cuidadores de adultos mayores, también  son necesarios los profesionales en el tema  y políticas públicas que fomenten el cuidado de los adultos mayores. Según algunos especialistas, faltan universidades con carreras médicas que cuenten con cursos especializados en geriatría y hospitales con las unidades de geriatría necesarias para atender  en forma suficiente a los pacientes.



"EL DÍA QUE ME VOLVÍ INVISIBLE" - MARIANO OSORIO -

El día que me volví invisible


No sé ni en qué día estamos. 
En esta casa no hay calendarios, y en mi memoria los días están hechos una maraña. Me acuerdo de esos calendarios grandes, unos primores, ilustrados con imágenes de los santos que colgábamos al lado del tocador...
Ya no hay nada de eso, todas las cosas antiguas han ido desapareciendo.
Y yo, yo también me fui borrando sin que nadie se diera cuenta.

Primero me cambiaron de cuarto, pues la familia creció. Después me pasaron a otra más pequeña aún, acompañada de una de mis biznietas.  Ahora ocupo el cuarto de los trebejos, el que está en el patio de atrás.
Prometieron cambiarle el vidrio roto de la ventana, pero se les olvidó, y todas las noches por allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos.
Desde hace mucho tiempo tenía intenciones de escribir, pero me he pasado semanas buscando una pluma, y cuando al fin la encontraba, yo misma volvía a olvidar en dónde la había puesto. 
A mis años, las cosas se pierden fácilmente, claro que es una enfermedad de ellas, de las cosas, porque yo estoy segura de tenerlas, pero siempre se desaparecen.

La otra tarde caí en la cuenta de que también mi voz ha desaparecido.  Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos, no me contestan.  Todos conversan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, escuchando atenta lo que dicen.
A veces intervengo en la conversación, segura de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno y que les van a servir de mucho mis consejos, pero no me oyen, no me miran, no me responden. Entonces, llena de tristeza, me retiro a mi cuarto antes de terminar de tomar la taza de café. Lo hago así de repente, para que comprendan que estoy enojada, para que se den cuenta de que me han ofendido y vengan a buscarme y me pidan disculpas.
Pero nadie viene.


El otro día les dije que cuando muriera entonces sí que me iban a extrañar. El niño más pequeño dijo: “¿Ah... es que tú estás viva, abuela?”.  Les cayó tan en gracia que no paraban de reír.  Tres días estuve llorando en mi cuarto, hasta que una mañana entró unos de los muchachos a sacar unas llantas viejas y ni los buenos días me dio.
Fue entonces cuando me convencí de que soy invisible. 


Me paro en medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, pero mi hija sigue barriendo sin tocarme. Los niños corren a mi alrededor, de un lado al otro, sin tropezar conmigo.
Cuando mi yerno se enfermó, tuve la oportunidad de serle útil: le llevé un té especial que yo misma preparé. Se lo puse en la mesita y me senté a esperar que se lo tomara. Sólo que estaba viendo la televisión y ni un parpadeo me indicó que se daba cuenta de mi presencia. El té, poco a poco se fue enfriando. Mi corazón también.
Un viernes se alborotaron los niños y me vinieron a decir que al día siguiente nos iríamos todos de día de campo. Me puse muy contenta ¡Hacía tantos años que no salía, y menos al campo! Entonces el sábado fui la primera en levantarme. Quise arreglar mis cosas así que me tomé mi tiempo para no retrasarlos.
Al rato entraban y salían de la casa corriendo y echaban bolsas y juguetes al coche. Yo ya estaba lista y, muy alegre, me paré en el zaguán a esperarlos. Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en el bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabía en el coche o porque mis pasos tan lentos impedirían que todos los demás corretearan a gusto por el bosque.
Sentí clarito cómo mi corazón se encogió. La barbilla me temblaba como cuando uno ya no aguanta las ganas de llorar. 

Vivo con mi familia y cada día me hago más vieja, pero cosa curiosa, ya no cumplo años. 
Nadie me lo recuerda. Todos están tan ocupados. Yo los entiendo, ellos sí hacen cosas importantes. Ríen, gritan, sueñan, lloran, se abrazan, se besan. Yo ya no sé a qué saben los besos. Antes besuqueaba a los chiquitos, era un gusto enorme el que daba tenerlos en mis brazos como si fuesen míos. Sentía su piel tiernita y su respiración dulzona muy cerca de mí. La vida nueva se me metía como un soplo y hasta me daba por cantar canciones de cuna que nunca creía recordar...
Pero un día mi nieta, que acababa de tener a su bebé, dijo que no era bueno que los ancianos besaran a los niños, por cuestiones de salud.
Ya no me les acerqué más, no fuera ser que les pasara algo malo a causa de mis imprudencias. ¡Tengo tanto miedo de contrariarlos! 
Ojalá que el día de mañana, cuando ellos lleguen a viejos... Sigan teniendo esa unión entre ellos para que no sientan el frío ni los desaires.
  • Que tengan la suficiente inteligencia para aceptar que sus vidas ya no cuentan, como me lo piden.
  • Y Dios quiera que no se conviertan en "viejos sentimentales que todavía quieren llamar la atención".
  • Y que sus hijos no los hagan sentir como bultos para que el día de mañana no tengan que morirse estando muertos desde antes... como yo.
© Autor: Silvia Castillejos Peral

¡Vamos a cuidar a nuestros mayores!

No soy invisible!

'CUANDO YO YA NO PUEDA' - MARIANO OSORIO


El día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme. cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme los zapatos, recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer las mismas cosas.
Si cuando converses conmigo repito y repito la misma historia que tu conoces de sobra como termina, no me interrumpas y escúchame. cuando eras pequeño, para que te durmieras tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerraras tus ojitos.
Cuando estemos reunidos y sin querer me haga mis necesidades no te avergüences y compréndeme, que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. piensa cuantas veces te ayude de niño y estuve pacientemente a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.
No me reproches porque no quiera bañarme; no me regañes por ello. recuerda los momentos que te perseguía y los mil pretextos que inventaba para hacerte mas agradable tu aseo.
Acéptame y perdóname ya que el niño ahora soy yo...
Cuando me véas inutil e ignorante frente a todos los aparatos tecnológicos que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona. acuérdate que fui yo el que te enseñó tantas cosas. a comer, a vestirte y la educación para enfrentar la vida tan bien como lo haces, son el producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti.
Cuando en algún tiempo mientras conversamos me llegue a olvidar del tema del que estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde y si no puedo hacerlo no te burles de mi. tal vez no era importante lo que hablaba pero a mi me bastaba con que solo me escucharas ese momento.
Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. se cuanto puedo hacer y cuanto no debo hacer. también comprende que con el paso del tiempo ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentir.
Cuando me falten mis piernas por estar cansadas para andar dame una mano tierna para apoyarme, como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernecitas.
Por último, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y solo desearía morir, no te enfades. algún día entenderás que esto no tiene nada que ver con tu cariño ni con cuanto te amo. trata de comprender que ya no vivo sino sobrevivo y eso no es vivir. siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer. piensa entonces que con el paso que me adelanto a dar estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, pero siempre contigo.
No te sientas triste o impotente por verme como me ves. dame tu corazón, compréndeme y apóyame como yo lo hice cuando empezaste a vivir...de la misma manera como te he acompañado en tu sendero te ruego me acompañes a terminar el mío. dame amor y paciencia que yo te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti.


Mariano Osorio

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...